La gestión de cobranza debe ser personalizada en un doble sentido ya que se deben tomar en cuenta las necesidades y requerimientos del cliente tanto como la situación del deudor.
Los plazos y los montos varían de una cartera a otra pero lo importante es comprender la situación del deudor para lograr efectividad en la cobranza.
Esta tarea requiere experiencia, conocimiento, medios materiales y personal capacitado para analizar cada caso en concreto y proponer al deudor una fórmula de pago que pueda cumplir.
De esta forma el cobrador deja de ser un problema y pasa a ser una solución tanto para el cliente como para el deudor.
Las llamadas y las cartas muchas veces molestan, irritan y hacen más difícil la cobranza porque predisponen al deudor contra el cobrador y en definitiva contra su cliente.
La gestión de una cartera de deudores y la recuperación de los créditos en forma eficiente importa un estudio de la empresa, de los créditos y de los deudores con el objetivo de buscar la solución para ambos extremos de la operación de venta.
Una solución posible y concreta que permita a ambas partes concluir una operación que resultó malograda.
La refinanciación de la deuda es una solución razonable porque nos permite documentar el crédito que pasa a ser una “cuenta a cobrar” y – en la mayoría de los casos – cargar al deudor los intereses y los gastos de la gestión por lo que recupera el 100% (cien por ciento) del capital, los intereses y los gastos transformando así un fracaso en un éxito comercial.
En suma, recupera su dinero y su cliente.