Origen de las Especias.

Orden mundial, globalización, regionalismo, mega acuerdos, son conceptos que han ido permeando nuestro vocabulario cotidiano. Todos comparten por igual una característica, el cambio. Desde la segunda guerra mundial los mapas comerciales se han ido dibujando y desdibujando cada vez con mayor velocidad. La soberanía supranacional que idealizaba en la Ronda Doha un camino corto con el horizonte de un comercio mundial libre no ha logrado ni los niveles mínimos de ese sueño, y así los países han vuelto a replegarse a sus regiones, e incluso a acuerdos bilaterales para bypasear esa paralización. La volatilidad de los mercados, el cambio de protagonistas, y los nuevos juegos de poder llevan a que el puzzle se arme cada vez de manera más inesperada. Esto, sumado a la falta del diario del Lunes lleva a los actores a cuidar cada jugada para no quedar atrás en el ejercicio más enriquecedor que hasta el momento ha manejado el hombre, el comercio.

La historia entre Mercosur y la Unión Europea lleva más de veinte años de vida. En 1995 se firmaba un Acuerdo Marco de Cooperación entre ambos bloques. El vínculo le permitía a Europa posicionarse con premura en una región donde los fuertes lazos culturales e históricos le daban ventaja, y sobre todo, donde las oportunidades de inversión eran infinitas. El nuevo espacio económico con boca en el Plata se desarrollaba con velocidad, incluso a pesar de sus asimetrías internas. En comercio el refrán “quien pega primero pega mejor” tiene resultados sorprendentemente positivos.

El Mercosur por su parte con cuatro años de vida utilizaba el acuerdo como reconocimiento internacional, lo que le permitía fortalecer su institucionalidad, y abría además las puertas a un mercado que se traducía en financiamiento y aumento de demanda de productos manufacturados.

Las partes en una negociación no necesariamente comparten intereses aunque sí se benefician de un objetivo común y este fue un ejemplo de ello.

El dulce comienzo de la relación se contaminó a los pocos años, los intereses que no figuraron al comienzo tan llanamente tuvieron que irse mostrando para poder alcanzar acuerdos reales, y allí ya no eran tan compatibles los horizontes. El mayor interés del Mercosur estaba en la apertura del comercio de bienes, especialmente los agropecuarios. Europa por su parte buscaba liberalizar el comercio de servicios, mejorar su posicionamiento en compras gubernamentales y generar beneficios en los Derechos de Propiedad Intelectual (hoy disciplinas OMC plus). Ninguna de las partes accedió a los requerimientos de la otra, esencialmente porque chocaban con las áreas sensibles que cada una cuidaba con especial interés. Así desde 2004 a 2010 el proceso se estancó y las negociaciones, cual bella durmiente, se estacionaron a la espera del príncipe.

Su alteza llegaría por variados caminos: un Brasil fortalecido que integrando los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) volvía a llamar la atención de una Europa golpeada por la crisis de la Gran Recesión, que debía rápidamente recomponerse como protagonista; un jugador nuevo y fuerte competidor como China, que había logrado sembrar profundamente su posición en América Latina debido a su alta demanda de commodities; y una integración masiva de capitales europeos a las economías de estos lares siendo protagonistas de más del 50 % de la inversión extranjera en la región.

Así en 2007 la Unión Europea y Brasil firman una asociación estratégica, y aunque el hilo siempre se corta por el lado más fino, el celo también toma parte y Argentina se suma al acercamiento.

Mil detalles, complejidades y sensibilidades son parte de los años que siguen. Desde Francia y sus protestas a este acuerdo, alegando que será un perjuicio para el sector agroexportador europeo, hasta el cuidado que pone el Mercosur en la flexibilidad adecuada de apertura, particularmente en aspectos de compras gubernamentales, propiedad intelectual y políticas de incentivos de trato nacional para inversores extranjeros.

Este pasado 11 de Mayo en Bruselas, marcó un hito nuevo en el vínculo cuando el acercamiento entre los bloques se concretó en ofertas precisas entre los Jefes Negociadores de la Unión Europea y el Mercosur. En el próximo artículo nos acercaremos a que hay sobre la mesa de ambas partes hoy.

Pero nos adelantamos a expresar que nada se da por sentado en el mundo de la Política y el Comercio Internacional, solo debemos augurar que los hombres que toman las decisiones velen por el bien común y logren arribar a los mejores acuerdos.

Darwin decía que la especie que sobrevivía no era la más fuerte ni la más inteligente sino la que respondía mejor a los cambios, deberemos esperar unos años para ver desde éste sur en que tipología nos encuadramos.

Lic. Lourdes Mariela Machado González